Tres tips que nunca te enseñaron

Tres tips que nunca te enseñaron ¿Recuerdas cuándo fue la última vez en que algo llamó tu atención? Probablemente ha sido sólo hace unos segundos, por parte de una notificación en tu móvil, o leyendo el titular de este mismo artículo.

 Infinitas veces nuestro entorno nos empuja a dirigir el interés hacía un sinfín de estímulos, día tras día, hora tras hora. Estamos en una realidad muy compleja, que nos reta constantemente y que requiere nuestra atención de forma continua y eficiente.

Por algo será que muchas de las enfermedades que se padecen hoy en día están conectadas con el estrés! Y todo eso inevitablemente se cuela en nuestra vida sexual, con consecuencias poco placenteras.

Entre las preocupaciones de cada día y las manías de perfeccionismo que imperan,  acabamos actuando como robots insensibles.  Bajo la necesidad de sentir tener el control de todo, dejamos de sentir el cuerpo y dejamos que la mente mande soberana. Lamentablemente, así nos adentramos en una disociación profunda con el cuerpo y sus deseos, y no nos permitimos expresar emociones que se estancan en zonas diferentes y se convierten en tensiones y problemas físicos.

Además, muchos de nosotros recibimos una educación sexual limitada a lo peligroso (enfermedades y embarazos no deseados), que no enseña la belleza del placer, de cómo sentirlo a fondo y sin miedos. Y el enfoque exclusivo a lo genital reduce nuestra sexualidad a lo que tenemos entre las piernas.

 Así que crecemos con ideas bastantes sesgadas sobre nuestro placer. A esto se añade la pornografía mainstream, que replica incesantemente relatos de cuerpos que encajan en un canon de belleza normativo, con dinámicas coitocentricas y una énfasis a la espectacularidad de la performance.

 Desde luego no sorprende que haya gente viviendo los encuentros sexuales como si fuesen en un banco de pruebas: con mucha ansiedad, expectativas, juicios sobre sí mismo y la persona involucrada y poca presencia verdadera.

 ¿Queremos de verdad vivir nuestros encuentros sexuales así, con nula atención al placer, por estar tanto metidas en nuestras preocupaciones?

Sexualidad consciente, una solución que viene de oriente

A estas alturas, estoy segura que quieres saber cuál es el remedio, si realmente hay…

¡Y sí que existe, afortunadamente!

La meditación y las asanas de yoga llegaron en Europa hace bastante tiempo, y lo hicieron para quedarse. Es siempre más frecuente la oferta de enseñanzas que nos ayuden a vivir de manera más enriquecedora la relación entre cuerpo, mente y espíritu.

Y para compaginar esos principios con la vida occidental, nació el llamado ‘Mindfulness’. La traducción es, aproximadamente, “Atención Plena”, o sea un uso sabio de nuestra atención, centrándose en la experiencia del momento presente con interés, curiosidad y aceptación. Así que no hace falta coger el cojín de meditación y tener el tiempo dedicado exclusivamente para sentarse tranquilas y centrarse en la respiración. Nada más que seguir haciendo lo que estamos haciendo, pero “encendiendo” la luz de la consciencia.

Entonces si se elige vivir el “aquí y ahora” también en la sexualidad, nace el sexo consciente.

Parece súper simple, sin embargo llevarlo a la práctica puede que no sea tarea fácil, sobre todo en la cama. A continuación van unos tips imprescindibles para que el sexo consciente deje de ser un misterio.

1 tip. Todo empieza por respirar

Cuando la mente sigue dando vueltas, tenemos una herramienta poderosa a nuestro lado, y a la cual podemos recurrir en cada momento: ¡la respiración!

Damos por sentada esta función fisiológica, olvidándonos que si estamos vivas es precisamente gracias a ella. Debemos enfocar toda nuestra atención al aire que entra y que sale por las fosas nasales, por la sensación que nos proporcionan los pulmones y la barriga que se llenan de aire, y escuchar el sonido suave y constante que produce y que nos convierte tan parecidas a la mar. Eso es todo lo que tendremos que hacer cada vez que queramos equilibrar mente, cuerpo y espíritu.

 Así que podremos utilizarla de diferentes formas. Si ha sido un mal día nos vendría bien quitarnos el estrés de encima y volver a nuestra esencia, este punto interno donde surgen los deseos y las ganas de jugar (a solas o con una pareja).

Cuando, en cambio, ya estamos excitadas prestamos atención a los cambios de la respiración. Normalmente se hace más profunda para llenarnos de oxígeno -recuerda: eso significa más placer y sensaciones!- y activar todo el proceso de respuesta sexual.

Seguimos estando con ella, en vez de volver a estar atrapadas por los pensamientos: será mucho más fácil dejarse llevar por el juego y la creatividad 😉

2 tip. Dar relevancia a la piel

La protagonista será la piel de todo el cuerpo. Es  el órgano del placer más extenso,  seguramente en nuestro siguiente encuentro sexual no podrá faltar una atención diferente a todas sus terminaciones nerviosas.

En vez de lanzarnos directos a la zona genital o a las partes erógenas más conocidas, podemos explorar todas partes y experimentar diferentes formas de tocar, acariciar, masajear, rascar suavemente, abrazar, hasta mordisquear ligeramente… en realidad no hay algo correcto de por sí o un orden que seguir, la palabra clave es jugar y ir probando, averiguando que a la otra persona le guste lo que hacemos.

Y para facilitar la diversión existen aceites para masajes eróticos que te sorprenderán. Los de Shunga sono fenomenales, están disponibles con muchos aromas diferentes que ayudarán a despertar todos los sentidos y aumentar las sensaciones sobre la piel.

Velas Shunga

3 tip. Para una estimulación más sensorial que nunca

¿Sabías que el término “sensual” aunque se utilice para referirse a lo sexual, es un adjetivo en relación a las sensaciones producidas por los sentidos?

Eso puede extrañar un poco, tan acostumbrados que estamos a dar privilegio a la vista en la sexualidad. Una experiencia más plena y completa pasa entonces por el despertar de toda sensorialidad.

Para que los otros sentidos ganen más relevancia, puede ser que tendremos que quitarle un poco de poder a la vista. Podemos apagar la luz o utilizar un antifaz que tape los ojos, sin olvidar de poner una música que nos excite y encender unas velas perfumadas. Existen también unos inciensos que esparcen por el ambiente además de su aroma, también feromonas, sustancias que ayudarán a un despertar erótico acentuado.