¿Cómo responde tu cuerpo tras un mes sin sexo?

¿Cómo responde tu cuerpo tras un mes sin sexo? Todos hemos pasado alguna vez por una mala racha o una época de sequía, y quién diga que no, miente. Pasar todo un mes sin sexo es algo que a muchos afortunados les sonará a chino, pero que sin embargo se trata de toda una realidad para un gran número de personas. Esta abstinencia sexual no voluntaria puede deberse a muchos motivos, ya sea porque no tenemos pareja ni amigos con derecho a roce, o porque estamos pasando por un mal momento con nuestra pareja (alguna enfermedad o infección, una crisis de pareja, distancia…). Sea por el motivo que sea, pasar mucho tiempo sin tener sexo es una realidad común, y queramos o no, nuestro cuerpo lo nota.

La sexóloga y educadora afectivo-sexual Rosa Sanz, considera que “no tener un bienestar sexual puede afectar al estado anímico, incluso a la autoestima. Como saben, practicar sexo no solo nos proporciona alivio sexual, sino que libera las maravillosas endorfinas que hacen que veamos el mundo de color de rosa y tengamos una energía radiante. Es comprensible que después de un tiempo sin sexo, echemos en falta ese subidón de dopamina, serotonina y oxitocina. Sin embargo, la cosa no acaba aquí.

¡Ojo! No estamos diciendo que ahora, por pasar un mes sin sexo, vayamos a acabar todos hechos polvo. Y tampoco estamos insinuando que debamos aferrarnos a un clavo ardiendo por tal de no cumplir con el temido mes sin sexo. ¡De ninguna manera! Ya saben que no es tan importante la cantidad de encuentros sexuales sino la calidad de estos, es decir, la satisfacción que nos proporcionan.

Sin duda, cada cuerpo y cada individuo es un mundo, por eso no podemos generalizar en cuanto a cómo la ausencia de sexo repercute en nuestras vidas. Sánchez lo ilustra de esta manera: “Una persona que hace veinte minutos de ejercicio cada día lleva muy mal de pronto dejar de practicar esa actividad deportiva. En la sexualidad, el efecto es mayor, pero todo depende del nivel de deseo o la frecuencia de relaciones de cada uno”. En otras palabras, cuanto más habituados estemos a practicar sexo de forma regular, más nos afectará de pronto el periodo de sequía.

Pero, en definitiva, ¡no hay por qué alarmarse! Pasar un mes sin sexo puede ser duro, aunque podría ser peor. Por suerte, en la actualidad, disponemos de muchos sustitutos del sexo convencional. Sabemos que no es lo mismo, pero en tiempos de guerra…